lunes, diciembre 01, 2003

¿1984 detrás del mágico mundo de Kryptón?

Para quienes hemos tenido la oportunidad de leer 1984, de George Orwell, la idea de un futuro agradable cedió a la posibilidad de un futuro sombrío en el que los dos elementos no materiales más preciados para el hombre --su libertad y su intimidad-- podrían dejar de existir en aras de una sociedad perfecta (que lo sería únicamente para los gobernantes, pues los humanos comunes estarían tan automatizados que no percibirían tal perfección). Si bien es cierto que esta novela fue un medio de propaganda crítica contra el capitalismo de estado de la Unión Soviética y sus aparatos gubernamental y burocrático, es notable que, en su visión futurística, Orwell imaginaba un retroceso en la concepción social del humano común a la previa a la Ilustración francesa (recuérdese que antes de Voltaire y Rousseau los humanos no éramos socialmente iguales, aunque, siendo honesto, seguimos sin serlo). Este retroceso implicaba que el humano común perdería su cualidad de ente social para volverse una propiedad más de la sociedad y, como tal, sería comerciable y necesario pero no indispensable.

Como contraparte, en Estados Unidos, donde se practica la libertad de derecho pero no siempre de hecho, la visión futurística era "menos" sombría que la orwelliana. Quienes hemos tenido la oportunidad de leer las historietas de Súperman publicadas entre 1949 y 1955, conocimos una idea del futuro basada en el inventado mundo Kryptón, cuna del superhéroe mencionado. En este mundo, la ciencia y la tecnología están al auténtico servicio de una sociedad casi perfecta, en la que casi todos sus individuos (parece que los extraterrestres también presentan comportamientos anómicos) respetan las leyes (que, cosa curiosa, sí son justas) y conviven tranquila, respetuosa y pacíficamente. No niego que este ideal suena delicioso y que es el sueño de muchos, pero esto sólo es posible mediante dos vías: a) que todos estemos de acuerdo al ciento por ciento (cosa que es imposible) o b) que todos estemos reprimidos al ciento por ciento (que es similar a la idea orwelliana). Aunque en lo personal creo que la perfección de Kryptón se debe a lo segundo, daré el beneficio de la duda pues en la historieta nunca se especifica cómo se llegó a lo que se ve. De cualquier modo, el "mágico mundo" de Kryptón, tan perfecto socialmente, es horrendo físicamente. Es un mundo donde existen exclusivamente edificios y máquinas, con uno que otro animal y falto totalmente de vegetación, salvo uno que otro cultivo hidropónico. Así, sería el paraíso de los seguidores del movimiento futurista de la vanguardia del siglo XX, o sea, quienes sólo son capaces de apreciar la tecnología humana. Yo también disfruto contemplando un edificio, una pistola o una máquina de escribir, pero no puedo concebir un mundo en el que no existan árboles a los que pueda huir cuando me harto de edificios, pistolas y máquinas.

Para finalizar, enumeraré otras ideas futuristas:
La idea inglesa, nacida del cyberpunk, del mundo tecnificado, sombrío, socialmente imperfecto y altamente violento (tipo Blade Runner).
La idea japonesa del mundo tecnificado, luminoso, socialmente perfecto y en guerra eterna contra todo (tipo Evangelion).
La idea musulmana fundamentalista de un mundo sin ciencia, sin conocimiento, sin libertad pero, eso sí, muy religioso (tipo talibán).
La idea cristiana, idéntica a la anterior pero con otro dios (tipo mormón).
La tuya, amigo lector, que puedo apostar a que también es aterradora.

Si hay una frase que reza "todo tiempo pasado fue mejor", con la que se denigra el presente, ¿por qué somos incapaces de idear un futuro mejor?