martes, noviembre 20, 2007

¿POR QUIÉN REPICAN LAS CAMPANAS?
Para leerse a ritmo de black metal

Como ya todo el país lo sabe, el domingo 18 de noviembre se dio un suceso que ha dejado en muy mala situación al ya de por sí vituperado Partido de la Revolución Democrática, y afectando aún más la imagen del presidente "legítimo" Andrés Manuel López Obrador. Durante el mitin para celebrar el primer aniversario de la "presidencia" de AMLO, un grupo de simpatizantes de éste irrumpió en la Catedral Metropolitana e hizo en ella desmán y medio, dizque para castigar el agravio hecho a Rosario Ibarra de Piedra, quien hablaba a la concurrencia mientras las campanas llamaban a misa.

Los hechos sucedieron cerca del mediodía, cuando Rosario Ibarra, al oír el repique de campanas, tuvo el "acierto" de decir: "O las campanas saludan a esta convención o tratan de acallar las voces del pueblo... hay que indagarlo", según se lee en el sitio de internet de El Universal. De entrada, hay que acusar a Ibarra de Piedra por su falta no sólo de tacto político, sino de la sensatez más elemental. Hay veces en que el silencio implica prudencia, y en este caso no hubo ni uno ni otra. Pero esto no hubiera pasado de un mero resbalón si no fuera porque, oyendo lo que querían oír, varias decenas de personas atacaron la catedral. El verbo podrá parecerle excesivo a algunos, pero ¿de qué otra forma se le puede llamar al hecho? Los agresores no solicitaron que cesara el repique de campanas, sino que golpearon a los feligreses y vandalizaron el mobiliario y los pasillos del templo. Sólo cuando se sintieron superados en número y vieron una treintena de policías, cejaron en su actitud.

De inmediato, y antes que se recordara el ataque físico contra el cardenal Norberto Rivera del mes pasado, el PRD trató de hablar con las autoridades eclesiásticas, con el fin de llegar a un acuerdo que comprometiera menos la imagen del partido político. Sin embargo, el vocero de este grupo político, Gerardo Fernández Noroña, dijo el lunes 19 de noviembre que, al cerrar la catedral para preservar los bienes dentro de la misma, la iglesia católica ha "sobredimensionado el incidente", en "un intento de escalar" el conflicto, según dice el diario El Universal en su sitio de internet. El mismo Fernández Noroña, ante esta actitud abiertamente beligerante de sus bases, se atrevió a decir que si hay paz en el país, se la debemos al PRD, ya que es injusto el acoso permanente al que los medios de comunicación tienen al partido.

Huelga decir que este hecho, pese a los esfuerzos de Fernández Noroña, deja en entredicho la supuesta resistencia pacífica del movimiento lopezobradorista. Aparte de que el mismo AMLO no reprobó el hecho durante el mismo mitin, y que la Convención Nacional Democrática se escudó diciendo que los prolongado del repique de campanas fue una provocación y que los agresores sólo respondieron a ésta, nos enfrentamos de nueva vez con la versión perredista de la resistencia pacífica, que dista en mucho de la que enseñó Gandhi: descalificaciones, insultos, reclamos en contra de los agredidos y, cada que se pueda, un par de patadas. Si la CND es incapaz de controlar a sus bases y de ver por la seguridad de la ciudadanía (esto es un llamado de atención a Marcelo Ebrard, miembro activo de la Convención y quien de nuevo se salió por la tangente al regañar a la iglesia católica por el cierre de la catedral), ¿con qué altura moral se pretende legitimar como gobierno?

Aun cuando toda asociación política es, al menos en lo moral, responsable de las acciones de sus seguidores (y el PRD es experto en deslindarse de esta obligación), dejemos tranquilos a sus líderes por el momento y enfoquémonos en la actitud de quienes cometieron el acto vandálico.

Hay dos cosas que me vienen a la mente cuando pienso en lo sucedido el 18 de noviembre. La primera es el tristemente célebre Círculo Interno de Noruega, y la otra el ex gobernador de Tabasco, Tomás Garrido Canabal.

A principios de la década de 1990, un grupo de jóvenes noruegos, conocidos como el Círculo Interno, asolaron varias ciudades del país nórdico con varios ataques a sus iglesias católicas, incendiando algunas de éstas. Esta actitud obedecía a que estos jóvenes querían reinstaurar las antiguas creencias vikingas, y acusaban al catolicismo de haber acabado con su forma de vida y su pensamiento ancestrales. Tan exagerada era la postura de estos noruegos, que al ser muchos de ellos parte del estilo musical llamado black metal, exhibían sus "proezas" en las portadas de sus discos. Sin embargo, hay que concederles que tenían una ideología (errónea o no, eso es materia de otro análisis), misma que fue el móvil de sus acciones; sin embargo, quienes irrumpieron en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México carecían completamente de ésta. Pese a sus consignas de "Ni el Yunque ni el PAN nos van a gobernar", no tuvieron mayor móvil que el hacer suya una patinada de Rosario Ibarra de Piedra. ¿Qué ideología había detrás de la golpiza a los feligreses o del vandalismo en el mobiliario? ¿El enemigo era la iglesia católica y la catedral su baluarte? Dudo que alguno de ellos hubiera podido dar un argumento siquiera del nivel del Círculo Interno --que no eran precisamente grandes pensadores--, porque nunca tuvieron un fin detrás de su reacción. Si las campanas hubieran sido de un carro de paletas, el resultado hubiera sido el mismo, porque no tenían una justificación ideológica.

Sobre Tomás Garrido Canabal, es bien sabido que, a principios de la década de 1930, este personaje mandó destruir todas las iglesias de Tabasco en un intento personal de crear un "estado puro" en esa entidad. Con actitudes que eran una mezcla de fascismo y nazismo (formas del socialismo basadas en la clase media), marxismo-leninismo (basado en los obreros) y una pizca de maoísmo (basado en los campesinos), Garrido Canabal trató de limpiar a su sociedad de todos sus vicios, entre los que incluía la molicie religiosa. Junto a las tabernas y casas de juego, fueron incendiadas todas las iglesias del estado, con la finalidad de crear una sociedad más progresista mediante la educación y el trabajo. Es cierto que llevó al exceso los principios de sus diversas influencias socialistas, pero, al igual que en el caso anterior, había una ideología detrás de sus acciones. Garrido Canabal tenía un proyecto de sociedad que --y esto es cuestionable-- pretendía mejorar sus condiciones de vida. En cambio, los que atacaron la catedral el 18 de noviembre, ¿tenían un proyecto de sociedad que los impulsara a cometer su acción? Por lo que dijeron mientras cometieron su asalto, su proyecto está basado en los panfletos de AMLO y la CND, o sea, prácticamente nada. La figura de la iglesia católica como una forma de represión y atraso cultural, que hubiera podido justificar --estirando mucho este término-- el ataque, ni siquiera fue tocada. Aun más, el hecho de que se refirieran directamente al cardenal --"Norberto Rivera, el infierno te espera", se oyó más de una vez--, nos lleva a que todo se debió al pleito casado que tienen Norberto Rivera y algunos miembros activos del PRD, a causa de que, supuestamente, el sacerdote solapó a un sacerdoste pederasta.

Por más vueltas que le doy al asunto, no veo justificación alguna para los hechos. Pese a lo que digan Fernández Noroña, Marcelo Ebrard y la misma Rosario Ibarra, lo cierto es que parecen estar perdiendo el control de sus bases. Si vamos a estar sujetos a que en cualquier momento una turba, exacerbada por los juegos políticos, atente contra los bienes de la nación (ojo, Ebrard: solito estás llamando al ámbito federal) y contra la ciudadanía, entonces valdría la pena revisar nuestro estado de derecho, una petición que le podría resultar contraproducente a su principal promotor: Andrés Manuel López Obrador.

1 Comments:

At 9:54 a.m., Blogger Andres Pons said...

Hola; Acabo de descubrir tu blog y realmenter me impresiona la enorme calidad de tus escritos.

Me pasare muy a menudo.
Que tengas felices fiestas.
Saludos.

 

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