miércoles, abril 27, 2005

MIS 15 PELÍCULAS FAVORITAS

Hace varios años (que es igual que decir "en otra época"), leí, en la extinta revista Caballero, un artículo de un crítico de cine argentino que no puedo calificar de bueno ni de malo, pues sólo era un recuento de títulos que le gustaban o le disgustaban. Lo único que recuerdo bien de dicho artículo es una frase que, creo, escribió al principio: Soy de la generación del cine; y el aforismo al final: Hollywood ha muerto. ¡Viva el cine! Bueno, yo no soy de la generación del cine, sino del vídeo, lo que viene a ser una ventaja y una desventaja a la vez. La ventaja es que no tengo que soportar a esa fauna insufrible de quienes van al cine a entretenerse, es decir, aquellos para quienes una película es un evento que se sucede entre pláticas ajenas a lo que está en la pantalla; la desventaja es que, como bien decía un antiguo locutor de Canal Once, el cine sólo se aprecia plenamente en el cine. Claro, si uno basa sus preferencias cinematográficas en los mismos elementos que un buen amigo mío (chichis, balazos y más chichis), es preferible el vídeo, sin duda. Digo, ¿habrá un mayor paraíso voyeurista que eternizar (literalmente) un striptease de Sofia Loren con la simple manipulación de dos botones, tres si añadimos el de acercamiento? Lo malo es que, desgraciadamente, Hollywood no ha muerto, aunque su hedor parezca indicar lo contrario. Cada vez que reviso la cartelera comercial, agradezco vivir cerca de una tienda de vídeos, donde uno puede comprar a buen precio una película tan mala como una de Hollywood, eso sí, hablada en francés o alemán (ya se sabe: cine de arte=churro en idioma que no es inglés). Pero ocasionalmente se puede encontrar una de esas joyas que le hacen creer a uno que todavía es posible hablar del séptimo arte; lo patético es que la mayoría de las veces son películas de cuando aún se podía hablar del cine como séptimo arte. Como casi todos los años se publican listas con las 10, 0 20, 0 100 mejores películas de la historia, y que parece que les preguntan a las mismas 10, 0 20, o 100 personas, yo también quiero hacer mi lista de mis películas favoritas (no en riguroso orden jerárquico, con excepción de la No. 1), que sé muy bien no necesariamente son las mejores. Se aceptan sugerencias.

15. La Quimera del Oro
Basta con mencionar dos escenas para justificar su presencia en mi lista: el baile de los panes y la cena gourmet de los zapatos; pero hay tanto que ver en esta película que me haría falta toda la capacidad del sitio y la nueva edición del diccionario de superlativos para hablar de ella. El manejo de cámara (especialmente en la escena de la tormenta en el barco), la mímica de Chaplin (en la misma escena y en las dos referidas anteriormente), el trabajo de edición (en la escena de la gallinota). Además, está la anécdota de que con esta película Chaplin, en una escena, hizo reír a carcajadas a la mitad del cine y, con la misma escena, hizo llorar a la otra mitad.

14. Naranja Mecánica
Éste es uno de los pocos casos en que he tenido que decir que la película me gustó más que el libro. Siempre que oigo el tema musical, no puedo dejar de imaginarme el rostro de Malcolm McDowell en la toma inicial, en la que, a mi parecer, Kubrick halló la composición visual perfecta para mostrar la morbidez encarnada. Además, la música es perfecta para las imágenes y el contenido de Kubrick. Digo, ¿puede haber un mayor contrapunto que la belleza melódica de La Urraca Ladrona en contraposición con el horrendo ballet violento a orillas del Támesis? Bocado de cardenal visual, honestamente.

13. Zelig
Como ya hablé de esta película en mi texto sobre Woody Allen, sólo justificaré su presencia en esta lista con lo siguiente: hacer un documental al estilo de los años treinta a principios de los años ochenta, dándole la calidad fílmica y visual de los años treinta, y hacerlo tan bien que le pueda gustar a la audiencia de los años ochenta, no es cosa que pueda hacer cualquiera.

12. La Guerra por el Fuego
Tal vez sea por mis estudios de antropología, pero esta película es una de mis imprescindibles. Lo acepto, es una película difícil de digerir, sobre todo si a uno no le agradan las películas mudas (claro, ésta no lo es, pero sólo hay gruñidos y protolenguaje, así que casi puede calificar), pero creo que es uno de las mejores representaciones posibles de cómo pudo ser la vida prehistórica. Además, las actuaciones son de primera y la fotografía es excelente. Cinéfilos vanos abstenerse.

11. Las Pirañas Aman en Cuaresma
Se ha dicho que después del "Indio" Fernández (mejor dicho, de don Gabriel Figueroa), el cine mexicano dejó de existir. Bueno, esta película demuestra lo contrario. Un thriller psicológico y sexual que supera con creces a cualquiera de Polanski. Además del atractivo visual (una Isela Vega en todo su esplendor, fotográfica y físicamente), unas actuaciones excelentes (un Julio Alemán actuando tan bien como lo hizo en El Tunco Maclovio; una Ofelia Medina que ya perfilaba la calidad que después tendría y, no sé por qué, perdería), una fotografía precisa para el fabuloso guión del gran Hugo Argüelles, y una escena final que, aun al sólo recordarla, enchina a cualquiera.

10. El Cocinero, el Ladrón, su Esposa y su Amante
Si nada más hubiera filmado esta película, de todas maneras Peter Greenaway hubiera quedado grabado en la historia del cine. El manejo de los colores para definir cada escena, esa melodía tan repetida que provoca una sensación de claustrofobia sonora, la cámara siempre en la posición idónea para transmitir el contenido de cada escena, la oscuridad casi eterna acentuando la trama tan mórbida, esa cópula divinamente humana mientras se preparan los manjares, y ese final que corta la respiración del espectador, todo esto demuestra que el cine sí es una de las bellas artes.

9. Un hombre y una mujer
A mi parecer, pocas veces se ha retratado el enamoramiento adulto tan bien como en esta película. No hay un gramo de cursilería, y sin embargo es hermosa; no hay nada que no sea real, pero siempre sorprende la actitud de los dos personajes centrales. He aquí un ejemplo de cómo entender la psique humana y plasmarla en imágenes. Y por si esto no fuera suficiente, está el tema musical, que es tan sencillo y tan bello como la película misma. Y, bueno, también está la señora Aimé, con ese rostro tan fotogénico. Recomendada para parejas que ya lleven tiempo de vivir juntas, creo que les ayudará a recordar por qué se eligieron mutuamente.

8. Tan Cerca, Tan Lejos
Si Wim Wenders no nos hubiera regalado con los viejitos del Buenavista Social Club, de todos modos hubiera pasado a la historia con esta interpretación suya del mundo humano a través de los ojos de un ángel. Si quiere una película que esté cargada de filosofía, no busque más, aquí la tiene. Es cierto que el ritmo le parecerá lento a cualquiera que sólo consuma cine estadounidense, pero una vez que se entienda que aquí no importa el cómo sino qué se dice, esta película le dejará uno de los mejores gustos de boca. Claro, si se prefiere tomar Padre Kino en vez de un buen riojano, vea la asquerosa versión estadounidense, que es una prueba de que lo bueno sí puede echarse a perder cuando cae en manos de Hollywood.

7. Sopa Won-Tong
Éste es un mediometraje que posiblemente desconozca la mayoría. Apareció en una colección (así como Bocaccio 70) titulada Erótica, que en México podía conseguirse algunos años en el hoy extinto Videocentro. Los otros filmes son nefastos, pero éste, caray, merecía mejor lugar. Es la historia de un joven hongkongnés que se debate entre la occidentalización que le impone la regencia inglesa y su ascendencia china, latente pero no presente. Así, un día decide copular con su prometida al estilo chino, por lo que se dedica a investigar diversos tratados antiguos relativos al arte de amar, volviéndose casi un experto en prácticas sexuales chinas. El resultado es que su prometida, igual de occidentalizada, ante las acrobacias sexuales de él, más que sentir placer, siente risa. Entonces, él entra en una crisis mayor de identidad, pues se percata de que, aun cuando no es plenamente occidental, tampoco sabe cómo ser plenamente oriental. Si lo encuentra, no lo deje pasar.

6. Ladrón de Bicicletas
No soy afecto al neorrealismo (o sea, exactamente lo mismo que el realismo, pero en otro siglo), pero esta película tiene algo. Yo sé que la trama es exageradamente simple (aunque es un drama de altos vuelos en la realidad objetiva), que la fotografía a veces no es la mejor (bueno, si debe encerrarse en los laberintos de las calles italianas, no puede ser muy fastuosa), que las actuaciones, como suele suceder en el cine italiano, rayan en lo sobreactuado, pero me encanta, no puedo negarlo. No apta para quienes creen que Los Ricos También Lloran.

5. El Globo Rojo
Un cortometraje que ha sido uno de mis favoritos desde que era niño. Si Miró decía, algo jactanciosamente, que pintaba "poemas visuales", esta película es un auténtico poema visual. Reconozco que a algunos podrá parecerles cursi o, por lo menos, una película para niños, pero creo que la disfruto más ahora de adulto que de niño. Honestamente, sólo un verdadero insensible no puede dejar de enamorarse de ese hermoso globo y sus peripecias. Y esa escena final, caray, la vida vale la pena si se pueden ver cosas tan preciosas como ésa.

4. Kirikou y la Hechicera
Una película de dibujos animados para niños que, me consta, sí gusta a los niños. Una trama sencilla, unos dibujos sencillos (pero muy bien hechos), y una tradición literaria africana logran un filme que envidiaría el mismo Disney. Es un cuento de hadas (a la africana), no lo niego, pero cualquier cinéfilo serio sabrá apreciar la maravilla que es esta película. Además, esa hechicera es más memorable que la de Blancanieves (claro que no tan adorable como Madame Mim), y Kirikou, mis respetos, eso es un héroe (aunque de bolsillo).

3. El Ángel Ebrio
Sí, ya sé, Kurosawa tiene también Kokimbo y Los Siete Samurais, pero esta película me gusta mucho más. Será que la historia de un médico de segunda en una aldea de pescadores me es más accesible que la filosofía samurai, pero no me puedo explicar cómo es que esta película nunca la mencionan al hablar de Kurosawa. La fotografía es excelente, pues muestra en toda su sordidez el pauperismo que se vivió en Japón al final de la Segunda Guerra Mundial. No hay personajes entrañables (con excepción del médico), no hay alegría, no hay nada atractivo, pero el mensaje es excelente. Véase con mentalidad abierta.

2. El Bueno, el Malo y el Feo
Nunca me han gustado las películas de cowboys, pero afortunadamente existió este spaghetti western. Veamos, está un Clint Eastwood (cuyo gusto por el jazz me hace perdonarle su incapacidad de actuación) en su papel de siempre, un Eli Wallace en una de sus mejores actuaciones (siempre fue un excelente actor secundario, pero ¿por qué nunca le dieron un estelar, carajo?), una fotografía digna de una película de Cecil B. de Mille, y una historia en la que sigo sin saber cuál es la trama pero que siempre me mantiene intrigado. Y, bueno, por si esto fuera poco, hay balazos bien puestos, y no digo más, porque cuando vayas a disparar, dispara, no hables.

1. El Ciudadano Kane
Por favor, fanfarrias y aplausos, que llegué a mi favorita de todas. La película que creó el mito Wells, la película que cambió mucho del manejo de cámaras, la película que estrenó muchos de los trucos visuales que se usan hoy día, la película que dio una lección de cómo hacer un buen seguimiento de una vida. Claro, la actuación de Wells es de las mejores que se han dado en la historia del cine, pero ¿cómo actuar mal cuando el guión mismo le indica perfectamente al actor la actitud que debe imprimir en cada escena? Luego, está la escena fastuosa del mitin político, donde Wells retrata perfectamente lo que es la política, donde el individuo es sólo un artilugio más en la mecánica (Goebbles ya lo había demostrado), que sólo es comparable con las aterradoras imágenes de la bodega de artículos comprados (y rara vez disfrutados) por Kane, o la escena del arrebato de furia en la recámara de la esposa que, a fin de cuentas, sólo era otra posesión de un niño malcriado. He llegado a pensar que si Wells no hubiese filmado El Ciudadano Kane, alguien hubiera tenido que hacerlo. ¡Ay, Rosebud, Rosebud! El cine no fue el mismo después de ti.

Bueno, éste es el final de este recuento personal. Claro que quedaron muchos fuera: los cortos de Harold Lloyd; El Nacimiento de una Nación, de Griffith; Los Amantes del Puente Nuevo; muchas otras de Chaplin, Kurosawa y Kubrick; el "Indio" Fernández y Felipe Casals; Fellini, Cocteau, y párele usted de contar. Lo malo de los listados es que no están todos los que son ni son todos los que están.