jueves, octubre 08, 2009

10 RAZONES PARA LEER (O NO LEER)
DEATH NOTE

El manga, según parece, llegó a México para quedarse. En un momento en que, curiosamente, casi no hay animes en la televisión mexicana, la Editorial Vid se ha encargado de darnos nuestra dosis a los adictos al entretenimiento japonés. El último manga que he comprado, Death Note, ha sido un éxito mundial, si bien empecé a comprarlo antes de conocer los múltiples elogios que le dedicaron en diferentes medios. He de reconocer que la primera vez no me agradó del todo, incluso me arrepentí de haber comprado tres volúmenes de un jalón. Luego, tras darle una segunda oportunidad, la historia me atrajo lo suficiente para decidirme a comprar el resto de los volúmenes.

Death Note es una historia policíaca, con algunos elementos sobrenaturales que la sacan de lo cotidiano. Un buen día, Light Yagami encuentra en el patio de su escuela una libreta con el título "DEATH NOTE" en la tapa. Tomándola como un juego, tiene la ocurrencia de escribir en ella el nombre de cierta persona que, al momento, encuentra muy desagradable, y 40 segundos después ve cómo dicha persona muere de un paro cardíaco. Dado que posee una inteligencia sobresaliente, Light entiende que toda persona cuyo nombre sea escrito en esa libreta, morirá, ya sea de un paro cardíaco (la opción por default) o cualquier causa que elija el dueño de la libreta, siempre y cuando sea físicamente posible. Así, decide aprovechar este poder en una cruzada para crear un mundo libre de criminales.

Después de que muchísimos criminales de diferentes países mueren en circunstancias especiales, la Interpol decide tomar el caso en sus manos y, para ello, usa los servicios de un superdetective, que responde únicamente a la sigla "L". A partir de este momento, Light y "L" se sumen en una carrera para derrotarse mutuamente. Como la Death Note en realidad es propiedad de un ente llamado Ryuk (que es en esencia un Shinigami, o dios de la muerte), éste acompaña en todo momento a Light, pero su participación se reduce a explicarle o aclararle el funcionamiento de la libreta; además, desde un principio deja en claro que es un mero observador, por lo que no ayuda a Light en su afán de crear un mundo utópico.

A lo largo de la historia, aparte de conocer a otros Shinigamis que también se relacionan con los personajes y tienen un peso en la trama, vemos los diferentes planes y elucubraciones que "L" hace para desenmascarar a Light, y los planes y enredijos que hace éste para librarse de "L". En esencia, es un duelo de inteligencias, que se complica más y más conforme se desarrollan los eventos, llegando a ser tan enredado que las circunstancias pueden desorientar a más de un lector.

Desgraciadamente, por el afán de darle giros súbitos a la historia y alargarla y alargarla, los autores la embrollan tanto que se vuelve muy disparatada, teniendo incluso que recurrir a varios deus ex machina para resolver ciertas cosas. Y esto es lo peor que se puede hacer en una historia de suspense, incluso en una que cuenta con elementos sobrenaturales como ésta; siempre dará la impresión de un pequeño fraude.

Aun así, el manejo de los personajes es más que decente. La personalidad de casi todos los personajes está bien definida, y se mantiene constante durante la mayor parte de la historia. No obstante, dado lo extenso de la cronología que se maneja (transcurren más de dos años en la historia), hay un momento en que se dificulta entender algunos cambios en el pensamiento de los personajes secundarios. Si bien hay ocasiones en que una relectura permite identificar algunas sutilezas que pasaron desapercibidas la primera vez, hay otros en los que nos vemos obligados a dar un pequeño salto de fe y aceptar que, en el ínterin, algo sucedió.

Por lo demás, la estética del manga es excelente. Pese a ser bastante detallado, el dibujo casi nunca da la sensación de estar sobrecargado, y la apariencia de los personajes es totalmente acorde a su psicología. Cierto que en muchos momentos se acerca a una estética más tradicional de manga, pero el dibujo conserva una frescura durante los 12 volúmenes. Y en varias de las escenas claves, la elección de la toma ayuda a comprenderlas, o enfatizarlas con exquisitez. Además, tiene el punto a favor de que en muy escasas ocasiones vemos a una mujer enseñando las pantaletas (a esto se le llama fan-service, es decir, añadir momentos eróticos por el simple hecho de hacerlo; para entenderlo mejor, vea cualquier episodio del anime Rosario+Vampire, en el que se preguntará por qué hay tantas tomas inútiles de las bragas de las protagonistas), y ningún desnudo. Es agradable ver un manga para adultos en el que no nos tratan como adolescentes cachondos.

5 razones para leer Death Note
1) La trama es absorbente; siempre querrá saber cómo y si acaso atraparán a Light.
2) Presenta varios dilemas morales que le ayudarán a involucrarse más con la trama, incluso tomar partido por uno u otro de los personajes principales.
3) El duelo intelectual entre Light y "L" es muy bueno. Es como si Hércules Poirot tuviera que descifrar las trampas planeadas por el lado oscuro de Hércules Poirot.
4) El diseño de personajes está muy bien hecho; probablemente se sienta reflejado en uno o más de ellos, y siempre le intrigará la actitud de "L".
5) Maneja una buena hipótesis de cómo reaccionaría una sociedad cuando alguien demuestra que sí podría cumplirse una utopía --o una distopía, dependiendo del carácter.

5 razones para no leer Death Note
1) En ocasiones se alarga innecesariamente, haciendo que algunos volúmenes sean tediosos.
2) Hay por lo menos un par de ocasiones en que las situaciones se resuelven mediante un deus ex machina, y esto le resta un poco de seriedad. (Nota: al menos uno de estos casos es medianamente resuelto con una embrollada descripción en capítulos posteriores, pero aún da la sensación de que es una respuesta sacada de la manga.)
3) La personalidad de los Shinigamis es, por decir lo menos, equis. Si bien es cierto que es crucial para varios eventos de la historia, hubiera preferido que fueran de otra manera, especialmente cuando en el volumen 13 (un manual extra) se nos habla de varios Shinigamis con personalidades más interesantes.
4) Las posibilidades de la Death Note se incrementan conforme avanza la historia, pero a veces da la impresión de que esto se hizo más para desatar los nudos de la trama que por un auténtico aprendizaje del funcionamiento de la libreta.
5) En ocasiones hay que tener conocimiento de la idiosincracia japonesa para entender las actitudes de los personajes, haciendo que algunos eventos parezcan poco serios para una mentalidad occidentalizada.

Veredicto
Death Note es un buen manga. Si no fuera por los detalles que comenté, no dudaría en decirle que no lo deje pasar; pero no puedo negar que éstos me hacen ver con recelo la posibilidad de releerlo en un tiempo cercano. Aun así, entiendo por qué ha tenido tal éxito mundial.

domingo, octubre 04, 2009

10 RAZONES PARA VER (Y NO VER)
STEAMBOAT BILL Jr.

Tras mucho meditarlo, he determinado que este blog se ha anquilosado y requiere de algunos cambios. Por ello, y a partir de esta entrada, me gustaría hacer algunas sugerencias (odio el término recomendación) para que el lector decida ver, leer u oír una película, un libro o un disco que se mencione aquí --o si lo prefiere, pasarlos de largo. Con este fin, después de un breve análisis de la obra en cuestión, daré cinco razones por las que, a mi parecer, el lector podría interesarse por ella, y otras cinco por las que quizá debería guardar su distancia. Dicho esto, pasemos a materia.

Sin duda, el cine mudo es hoy apenas una curiosidad, apropiada únicamente para quienes no tienen miedo de acercarse a productos culturales con un marcado olor añejo, y de la que, al contrario de la literatura, prácticamente no existe un mercado para sus clásicos. Y esto es una desgracia auténtica, porque si la gente pudiera salvar varios de sus prejuicios modernistas, conocería varias joyas que les permitirían comprender mejor el cine de hoy día. Para empezar, la falta de diálogos provocó que las películas mudas se centraran principalmente en la acción, lo que dio origen a formas de edición trepidantes que hoy reciben elogios cuando los directores las descubren. Asimismo, muchos de los trucos cinematográficos (acercamientos, paneos, tomas fijas) que hoy nos asombran de las grandes producciones, fueron creados en el cine mudo para poder ubicar al espectador sin abusar de los cartelones. Hoy, premiamos a un actor cuando es capaz de expresar emociones sin recurrir al diálogo; en cambio, esto es justamente lo que despreciamos del cine mudo. The times are a-changin', diría Bob Dylan.

Afortunadamente, gracias a la fabulosa herramienta del internet, hoy he tenido la suerte de descubrir en YouTube una película de Buster Keaton que desconocía: Steamboat Bill Jr. El de Keaton es un nombre que, injustamente, no quedó tan grabado en la memoria cinematográfica como los de Chaplin y Laurel & Hardy. Al igual que Chaplin, Keaton contaba con una agilidad prodigiosa --y así debía ser, ya que desde los tres años participaba en actos acróbatas con sus padres--, la cual era idónea para la comedia física, además de un mímica excelente (claro, el señor podía manejar su cuerpo como se le antojara).

La película en cuestión, es una "típica" comedia estadounidense, cuya trama hemos visto hasta el hartazgo. Tiene dos temas que se entrelazan en el personaje de Keaton: el primero es sobre un chico de ciudad que es vituperado por la gente del campo; el segundo, la tragedia de los amantes cuyos padres no se pueden ver ni en pintura. Lo acepto, ya incluso en la época en que fue filmada Steamboat Bill Jr. (1928) ambos temas estaban más que manoseados, pero la correcta dirección de Charles Reisner y el guión de Keaton (aunque esté acreditado a otro guionista) le devuelven mucho de frescura.

Ubicada en el río Mississipi cuando los antiguos botes de vapor todavía se negaban a morir, el capitán Steamboat Bill, dueño de un bote que es poco más que una lancha, recibe la noticia de que su hijo irá a visitarlo tras terminar sus estudios en Boston. En el puerto, el bote de Steamboat Bill es vecino de un nuevo y lujoso barco de vapor, propiedad de un tal King, quien también posee varios de los negocios más prósperos de la pequeña ciudad de River Junction. Por un lado, tenemos la envidia de Steamboat Bill; por el otro, el menosprecio que King siente por la pobreza de su rival. Casi el mismo día, arriban al lugar la hija de King y el hijo de Steamboat Bill, personificado por Buster Keaton. Y desde que éste llega a la estación del tren, nos sumimos en cincuenta y tantos minutos de risas sin parar.

Como en toda comedia que se respete, los gags de Steamboat Bill Jr. no son gratuitos; en su mayoría son parte integral de la trama. Un ejemplo: en su telegrama, el hijo dice a Steamboat Bill que usará un clavel blanco en la solapa, y cuando este último llega a la estación, descubre que la moda masculina en River Junction es usar un clavel blanco. Así, apreciamos una serie de equívocos que suben en hilaridad, pero detenida antes de que la fórmula se gaste. A la par, Steamboat Bill hijo, quien no ha visto a su padre en años, le muestra su clavel blanco a cuanta persona se topa en la estación, con el mismo resultado de una hilaridad creciente en cada ocasión.

Desgraciadamente, la película cuenta con varios gags que, si bien motivan la risa, a nuestros ojos resultan meros clichés. Ignoro si para la época en que fue filmada ya lo eran, pero nosotros ya los hemos visto ad nauseam. Aun así, me atrevo a decir (sin pretender hacerme pasar por historiador de cine) que algunos de nuestros clichés surgieron de aquí. En Steamboat Bill Jr. hay una secuencia que sucede durante una tormenta terrible, con árboles y casas volando por todas partes. Pero la forma en que la manejaron Reisner y Keaton no permite que uno deje de asombrarse con algo que ya ha visto. Aparte de poder disfrutar de la fabulosa mímica de Keaton, hay dos escenas relacionadas con casas que fueron copiadas por, entre otros, las caricaturas de la Pantera Rosa. Y créame, cuando las vi esta vez, solté una carcajada tan deliciosa que me vi obligado a regresar la película, porque me perdí la escena siguiente.

Por si esto no fuera suficiente, Steamboat Bill Jr. es un agasajo sólo con ver la capacidad física de Buster Keaton. Aquí hablamos de un auténtico atleta. En una escena, lo vemos descender las tres plantas de un barco en cuestión de segundos, y en una escena posterior, lo vemos escalar las mismas tres plantas en el mismo tiempo. No lo niego, quizás haya mucho de trabajo de edición aquí, pero de cualquier manera el resultado visual es impresionante. Si usted es de quienes abren desmesuradamente la boca con las acrobacias de los dobles en las películas de acción hollywoodenses, no sé qué espera para ver esta cinta.

Por último, Steamboat Bill Jr. es relativamente corta para nuestros patrones actuales (poco más de una hora), lo cual es una gran ventaja, porque termina antes de que pueda cansarnos, y tampoco abusa de escenas innecesarias. No hay secuencias demasiado cortas ni demasiado largas, lo cual le da un ritmo ágil y constante, logrando que no canse incluso a quienes odian a ultranza el cine mudo. Y en cuanto a las facetas cómicas, encontramos un par de "pastelazos", comedia de ingenio, comedia del absurdo, y chistes de palabra (sí, aunque no lo crea; véala para que sepa que no miento).

5 razones para ver Steamboat Bill Jr.
1) Son cincuenta minutos de hilaridad constante y creciente, y esto sólo le puede venir mal a sus vecinos si la ve después de la medianoche.
2) Buster Keaton estaba en su mejor momento, tanto física como creativamente, así que es una buena oportunidad para apreciar a uno de los más grandes genios de la comedia.
3) Dentro del primer tercio de la película, hay un gag con un salvavidas que estoy seguro lo desternillará de risa.
4) La secuencia de la tormenta vale totalmente el boleto de entrada; si no le parece así, no me pida un reembolso --no sé para qué podría servirle entonces.
5) Es una buena opción para iniciarse en el cine mudo: no cansa al espectador, no requiere de muchos cartones explicativos, y está muy bien filmada.

5 razones para no ver Steamboat Bill Jr.
1) Es cine mudo. Si sus preferencias no le permiten ver algo que tenga más de cinco años de antigüedad, mejor absténgase.
2) Hay momentos en que el ritmo de los gags no da oportunidad de reírse tan a gusto como uno quisiera. Afortunadamente, hoy contamos con la opción de rebobinado.
3) Si la comedia física no es lo suyo, hallará cansadas varias escenas, o por lo menos sentirá innecesarios varios gags.
4) Quizá le cueste trabajo asimilar la inexpresividad facial de Keaton. Si bien en muchos de los gags dicha inexpresividad realza el chiste, en otros podrá parecer artificial, incluso dar la sensación de que la actuación fue incompleta.
5) Muchos de los gags han sido usados y abusados mil y una veces. Aunque es un juicio injusto dadas las circunstancias temporales, hay momentos en que se tiene la sensación de que "esto ya lo vi antes".

Veredicto
Steamboat Bill Jr. quizás no sea una película que vea dos veces seguidas, pero me dejó bastante complacido, y seguro que la disfrutaré cuando la vea de nuevo después de un tiempo.